sábado, 16 de abril de 2016

Micro ensayo de la Carta de Jamaica

La Carta de Jamaica es un documento que nos devela la madurez política adquirida por un Bolívar en destierro. En esta carta el Libertador no solo realiza un excelente análisis demográfico, social y político tanto de Venezuela como de importantes regiones de América sino que además expresa lo que sería uno de sus mayores inquietudes y a su vez su más grande ideario: la independencia y unidad del continente; una carta donde se nos sugiere un futuro tan prometedor como incierto para la América toda y con una vigencia tal, que nos permite trasladar las ideas allí plasmadas para una América independentista del siglo XIX a una América “independiente” del siglo XXI.
“El velo se ha rasgado, ya hemos visto la luz, y se nos quiere devolver a las tinieblas; se han roto las cadenas; ya hemos sido libres, y nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos” [1]
500 años han pasado y aún nuestro continente se encuentra luchando para consolidar su independencia.
200 años han transcurrido desde que fue escrita la carta de Jamaica y nuestra América sigue batallando contra la misma oligarquía sedienta de poder y en contra de un nuevo imperio que se niega a que los americanos seamos los dueños de nuestras tierras, de nuestra producción, de nuestro comercio, de lo cultivado en nuestros suelos, de ejercer la soberanía sobre nuestros territorios.
Hoy al igual que la América independentista del siglo XIX nos encontramos en medio de una coyuntura social e histórica; donde vemos una América dividida ya no tanto por climas remotos y si por intereses opuestos[2], dividida entre gobiernos que trabajan sobre la base de la justicia, de la libertad y de la igualdad, y estados que han sido reducidos a colonias o simples aliados del imperio; gobiernos que trabajan en oposición directa a los principios de justicia y en oposición manifiesta con los intereses de sus ciudadanos.
Una América asediada  por un nuevo imperio, el norteamericano, que al igual que su predecesor español piensa que el pueblo latinoamericano “no ocupa otro lugar en la sociedad que el de siervos propios para el trabajo, y cuando más, el de simples consumidores[3]”. Y es que desde el descubrimiento hasta nuestros días a latinoamérica se le ha asignado una función, siempre en beneficio del desarrollo de la metrópoli extranjera de turno[4], siendo esta función la de servir de fuente: de tierra, mano de obra, de recursos naturales, minerales y petroleras.
Razón tenía Bolívar al afirmar que “los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria en nombre de la libertad”. Pues hoy al igual que en 1815 nuestro continente es testigo de nuevas agresiones dirigidas en especial sobre un conjunto de países (Ecuador, Bolívia, Brasil, Argentina) con gobiernos progresistas los cuales representan prácticamente la columna vertebral, energética y económica del continente[5] y quienes por cierto han osado toar su capital financiero a favor de los más pobres, de la inclusión social y de la integración de los pueblos.
Venezuela no escapa de esta agresión imperial, y es que desde el año 1999 nuestro país se encuentra a la cabeza de un cambio de época que arranco con la llegada al poder de Hugo Chávez y la revolución bolivariana; un cambio de época que se caracteriza por un cambio real y verdadero de las relaciones de poder a favor de las grandes mayorías[6].
Un cambio de época caracterizado por la determinación de sus pueblos de romper con un camino de imposiciones, de dominación, de servilismo, de aplastamiento de los valores[7].
Un cambio de época caracterizado por su compromiso de afianzar la construcción  de la unión latinoamericana y caribeña, tal como lo soñó Bolívar, impulsando y reforzando organismos como la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y Petrocaribe.
Un cambio de época que ha comenzado a sentar las bases de un sistema internacional multipolar que se oriente hacia ese gran principio que Bolívar llamara el “equilibrio del universo[8]”.
Todo esto, al igual que al imperio español del siglo XIX molesta al norteamericano, no soporta la idea de perder el poder sobre lo que ellos consideran su “patio trasero” y por eso nos agreden, necesitan a toda costa impedir que se termine de concretar la unidad latinoamericana y de consolidar el poder en el pueblo.
Ciertamente las ideas plasmadas por el Libertador en su carta de Jamaica siguen tan vigentes hoy como en 1815, continuamos luchando contra las mismas fuerzas oligárquicas e imperiales, seguimos luchando por alcanzar nuestra independencia definitiva y estamos avanzando  para concretar lo que Bolívar considero en su momento una utopía y que fue uno de sus más grandes sueños: la unión, libertad y prosperidad de nuestro continente.
Y es que como diría nuestro Comandante Chávez “nos toca realizar plenamente el sueño libertario que nunca ha dejado de palpitar en la Patria y que hoy está latiendo de manera incesante. La herencia heroica nos obliga y tal exigencia es bandera y compromiso para nosotros y nosotras”.
Es en la carta de Jamaica donde aflora la visión geopolítica unitaria de Bolívar, pues la unión latinoamericana es indispensable no solo para derrotar al imperialismo y su modelo depredador si no que es indispensable para garantizar y velar por los intereses de nuestros pueblos, que no son otros que la libertad, la igualdad y la justicia.
“Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria”
                                                                                                   Simón Bolívar








[1]Gustavo Pereira: Simón Bolívar, escritos anticolonialistas(Carta de Jamaica), Ediciones de la Presidencia de la República, Caracas, 2012, pág.72
[2] Ibíd, pág.89
[3] Gustavo Pereira: Simón Bolívar, escritos anticolonialistas(Carta de Jamaica), Ediciones de la Presidencia de la República, Caracas, 2012, pág.79
[4] Eduardo Galeano: Las venas abiertas de América Latina, Siglo veintiuno de España editores, España, 2000, pág.2
[5] Ángel Rodríguez: Países que agrede EEUU son” la columna vertebral del continente”, Aporrea, Caracas, 2015
[6] Hugo Chávez: Plan de la Patria, Comando Campaña Carabobo, Caracas, 2012, Pág. 5
[7] Discurso del Pdte. Hugo Chávez en la II Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de Petrocaribe, Revista Memorias, Caracas, 2015, pág. 48

[8] Hugo Chávez: Plan de la Patria, Comando Campaña Carabobo, Caracas, 2012, Pág. 5