Según algunos expertos el
pequeño, aislado y dependiente Israel no puede dar órdenes al gigante
imperialista de EEUU de la misma manera que una cola no puede menear a
un perro. Afirmar lo contrario encubre la culpabilidad de EEUU por los
crímenes contra los palestinos e impide la lucha por la justicia en el
Oriente Medio.
Pero la realidad así lo demuestra, en la relación existente entre la potencia imperial EE.UU y la potencia
regional Israel que, a diferencia de la relación de Washington con la
Unión Europea (UE), Japón y Oceanía, Israel es quien obtiene
vastas transferencias de recursos financieros (2,8 mil millones de
dólares al año; 84 mil millones en 30 años). Israel obtiene
transferencias de los más modernos armamento y tecnología, acceso sin
restricciones a los mercados de EE.UU, libre acceso de emigrantes, el
compromiso de apoyo incondicional de EE.UU en caso de guerra y represión
del pueblo palestino colonizado, y la garantía del voto de EE.UU en
contra de cualquier resolución de Naciones Unidas.
La explicación de esto se
encuentra en el poderoso e influyente papel de los judíos proisraelíes
en sectores estratégicos de la economía norteamericana, partidos
políticos, el Congreso y el poder Ejecutivo.
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