martes, 3 de julio de 2012

De Chernóbil a Tarará: La Solidaridad como bandera

26 de abril de 1986, día en que ocurrió el peor accidente nuclear de la historia (la cantidad de material radiactivo liberado fue 500 veces mayor que la liberada en la bomba atómica lanzada en Hiroshima), donde miles de personas fallecieron y miles más sufrieron las consecuencias de estar expuestas a tan alta radiación, es más hoy en día se puede todavía apreciar en las nuevas generaciones las secuelas de ese fatídico día. 
29 de marzo de 1990, nace en cuba específicamente en el Hospital Pediátrico de Tarará el programa" Niños de Chernóbil", programa encargado de repartir no solo esperanza sino alegría a las miles de personas que se han visto beneficiadas por este gran programa. Este programa ha atendido a más de 24 000 personas. Entre ellas, más de 300 menores han sido operados de diferentes tipos de leucemia, y 16 han sido intervenidos por cirugía cardiovascular, como consecuencia de malformaciones congénitas. De igual modo se han efectuado trasplantes de riñón y de médula ósea.
Este proyecto funciona mediante convenio entre los Ministerios de Salud de ambos países. Pero también cuenta con la participación del Fondo Internacional de Chernobyl, una organización no gubernamental ucraniana que calcula en 350 millones de dólares los gastos cubanos, sólo en medicamentos. Ucrania se encarga del transporte, en tanto la estadía y los servicios médicos prestados en territorio cubano corren por cuenta de los anfitriones.
Los propios pacientes sacan sus cuentas. "En mi país, el tratamiento que recibe mi hijo me costaría 80.000 euros (105.362 dólares)", dijo Natalia Kisilova, madre de Mijaíl Kisilov. El joven de 15 años nació con una oreja sin pabellón auricular ni conducto auditivo y con pérdida de audición. Médicos adscriptos al programa que trabajan en Ucrania valoraron su caso y lo enviaron hasta aquí hace dos años. Cual orfebres, profesionales cubanos iniciaron de inmediato un tratamiento encaminado a corregir la malformación. "Vivíamos en la zona del accidente y en los últimos años nacieron al menos cuatro niños con problemas similares a los de mi hijo... Yo no tengo dudas de que es consecuencia del accidente", afirmó Kisilova, quien considera que este programa médico es "el más humanitario del mundo".
Esta es una historia como ninguna otra, sin embargo, nada de esto parece ser suficiente  para que la prensa internacional le haga promoción a este bello y humanitario proyecto.
He ahí el verdadero rostro del pueblo cubano y su revolución, la solidaridad como bandera. 

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