martes, 27 de agosto de 2013

Qué hay detrás del Magnicidio

Detrás de un intento de magnicidio lo que hay es locura, desesperación y egoísmo. Detrás del intento de asesinar al presidente Nicolás Maduro están los intereses más oscuros del imperialismo Norteamericano, el cual, en su imposibilidad de detener un avasallante proceso de cambio, recurre a su principio más representativo, la política del garrote asesino que ya a muchos a matado a lo largo de la historia de la Patria Grande sur y centro americana.
El imperialismo norteamericano se acostumbró a ver en Venezuela unos gobiernos dóciles, entreguistas, capacitados solo para hacerle el camino fácil al saqueo de nuestros recursos y al silenciamiento de nuestro pueblo. Desde Gómez hasta Caldera el imperialismo se apropió de nuestras tierras y sus recursos; silenció a hombres y mujeres de forma implacable con el mismo Gómez, con Pérez Jiménez, Betancourt, Leoni y tantos otros, cada cual a su forma y a su tiempo; sentenció a millones a la pobreza extrema; le negó la posibilidad del sueño, ¡del mismísimo sueño! al pueblo noble hijo de Bolívar; nos arrebató la patria por la que tantos grandes hombres entregaron su vida y sometió a la oscuridad y a la ignorancia a cientos de venezolanos.
Al imperialismo no le gustó mucho que el pueblo resistiera la opresión de Gómez, y mucho menos que se levantara contra Pérez Jiménez. Al imperialismo tampoco le agrado que el pueblo se levantara aquel febrero del 89 a combatir, pues era precisamente contra su política económica que perseguía ahogar en hambre a los pueblos del sur de América.
El imperialismo, ese maldito que mata para engordar con la sangre que cae, siguió de cerca al pueblo y a su valiente, el Comandante Chávez, desde aquel 4 de febrero del 92; no descansó en su vigilancia mientras el pueblo esperaba que su Gigante saliera de la cárcel aquel marzo del 94; se desdobló de la arrechera en diciembre del 98, cuando el pueblo tomó el poder; saboteó a todo un pueblo arrojado a la revolución en el 2002; se escondió en el 2004 con la paliza que llevó en el revocatorio, aulló como fiera en 2006 y se convirtió en polvo cósmico el 2012.
En la desesperación, en las constantes humillaciones que llevó el imperialismo por parte de un pueblo noble, luchador y decidido a la construcción de un mundo mejor, de un mundo en socialismo y revolución, echó un zarpazo mortal. Nos arrebataron al gigante, al comandante eterno, que hoy es inspiración para la lucha en el mundo entero. El imperialismo mató a Chávez, en un error histórico de cálculo. No sabían que al matar a Chávez, éste se convertiría en millones. No contaron con que el hijo, Nicolás Maduro, saliera tan valiente y bravo para la conducción de una revolución; creyeron que con el slogan de “Nicolás no es Chávez” bastaría; aplicaron el sabotaje económico y nada; intentaron desconocer el triunfo del pueblo el 14 de abril y nada; activaron a la derecha internacional y nada; buscaron desmoralizar a un pueblo y nada.
Se están dando cuenta que hay una fuerte conexión pueblo-revolución, que Cuba-Venezuela son bastiones de lo otro, de la posibilidad de un mundo humano, y mientras ahogan a cuba en un bloqueo desde todos los puntos de vista repudiable, activan el magnicidio, nuevamente, en Venezuela.
Avasallante será la respuesta del pueblo si le pasa algo al compañero Nicolás Maduro, ha dicho el camarada Diosdado Cabello. Y le agregamos que contundente será la respuesta de cientos de colectivos, de millones de jóvenes patriotas, de miles de mujeres que hoy construyen patria, de todo un pueblo despierto, beligerante, combativo, profundamente revolucionario y chavista.
Se ahogará el imperio en el mar de la desdicha, pues, de pasarle algo a Nicolás Maduro, se desembocarían las fuerzas más profundas de un pueblo herido, y la revolución, hecha masa-fuerza, se convertiría en huracán radical en la expulsión de toda mínima representación del impero en la nación; se re-constituiría, una y otra vez, hasta su forma definitiva, en la totalización de su idea, en la metástasis de su hegemonía, sin importar la utilización de una tercera, cuarta o quinta vía

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