Observar la respuesta de los seguidores del candidato de la oposición, ante la expulsión del diputado Juan Carlos Caldera de su comando de campaña, luego de verse involucrado en un acto de corrupción, raya en una excitación orgásmica.
Oír y leer a estos seguidores describir a Capriles como un gran hombre que aún antes de llegar a la presidencia de la República lucha contra la corrupción, aún dentro de su propio partido, lo a hecho merecedor de adjetivos como "hombre de principios" y hasta de "paladín de la justicia".
Honestamente antes solía preguntarme quien estaba peor si el candidato de la derecha o sus alienados seguidores, pero con lo sucedido ayer quede convencida que son tal para cual. Al primero le gusta mentir y pasar por un hombre de ética, de principios e incorrupto y a los segundos les encanta creerse esos cuentos y aunque le muestren pruebas, los lleven al lugar del suceso nada ni nadie le hará cambiar de opinión y es precisamente eso lo que los hace peligrosos, están tan decididos de salir de Chávez que lo malo lo convierten en bueno y lo corrupto y poco ético en incorrupto y éticamente correcto.
Con la actitud tomada ayer por el candidato de la derecha, se afianzo entre una gran mayoría de sus seguidores la opinión de que efectivamente él merece ser Presidente de la República y peor aún que Capriles va a ganar la elecciones el 7 de octubre. Es por ello que ahora más que nunca debemos estar en pie de lucha y alertas, porque el Comando Venezuela esta vez jugo bien sus cartas, sacrificó a Caldera para mejorar la imagen pública de Capriles y darle a su electorado la seguridad de que Capriles es la verdadera opción del cambio.
Este 7 de octubre debemos demostrar con votos que Chávez es el elegido por la inmensa mayoría como Presidente de la República, y evitar así que tengan la más mínima excusa para incendiar el país y poner en marcha su plan B.
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