miércoles, 19 de septiembre de 2012

El pasado que más nunca volverá:Cuando el pueblo se alimentaba con perrarina


Para el año 1989, 47,5% de la población venezolana vivía en pobreza crítica y un año después este porcentaje se incremento a 51,5%, debido en gran parte al paquete de medidas económicas impuestas por el FMI,  medidas que obligaron a gran parte de la población venezolana  a complementar su dieta con alimentos para perros.
La pobreza en esa época llegó a tal extremo que a las madres que no les alcanzaba el dinero para comprar suficientes nutrientes para darles de comer a sus hijos, se vieron obligadas por la desesperación a darles comida preparada con perrarina. Así lo evidencia un artículo publicado por Alicia Larralde titulado “¡Mata el hambre con comida de perros! en el diario el Mundo:
«El lector se extrañará con este título pero es cierto que nuestro pueblo que se encuentra hambriento se alimenta en los barrios con “Perrarina” donde no hay nada que comer por la carestía de todos los artículos de primera necesidad. Allí solo existe hambre, dolor y abandono. En días pasados una mujer que trabaja por días en las casas vino a pedirme una ayuda para una vecina madre de 7 hijos y que el hombre la había abandonado. La madre desesperada de los niños recorrió muchos lugares pidiendo limosnas y fue muy poco lo que consiguió, en una Arepera cerca de Petare le regalaron los sobrados del día anterior, y en una Bodega le dieron un poco de pasta picada y una bolsa con “Perrarina”. La mujer montó una lata con todos estos desperdicios en su rancho donde los niños temblaban y lloraban de hambre y les hizo una sopa para que pudieran comer y dormir tranquilos envueltos en sus miserables harapos»
Esta dura y triste etapa que vivió gran parte de la población venezolana (incluida la clase media), también quedó documentada por  Earle Herrera en su libro “Caracas 9 mm: Valle de Balas”:
«Hay un hecho que nadie ha querido enfrentar. Decirlo duele y avergüenza. ¡Cállate, por favor, no lo digas!, es la expresión que nos ataja. Pero está allí, como un mordisco: en muchos hogares de nuestro país el sustento básico consiste en alimentos para animales, principalmente perrarina. Es la única forma de que todos los niños coman y la familia pueda sostenerse. El bodeguero la vende y no pregunta; él bien sabe que los perros del barrio, los que cantan su lóbrega canción en la honda tristeza de las noches, no comen perrarina. Pero no pregunta. Vende y cobra en silencio. Y la familia come en silencio. En un silencio que desde aquí abajo se siente y que, de vez en cuando, estalla en las páginas rojas de la prensa. Por ahora estalla así».
Todo esto ocurrió bajo un gobierno “progresista”, y lo traigo a colación para que no olvidemos (porque algunas veces los venezolanos sufrimos de mala memoria) que los más nefastos gobiernos se escudan justamente  en ese llamado “progreso” para cometer grandes crímenes contra los pueblos y la humanidad.  

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