Vamos a estar claros, aún se ve en una parte de los venezolanos aquel pensamiento adeco-copeyano que reza: si no me das lo que yo quiero o me pones donde haya no te favorezco en las elecciones, o en su defecto el mal llamado voto castigo.
Es que borrar de la memoria de los venezolanos 40 años de políticas neoliberales, 40 años de mentalidad adeco-copeyana no es tarea fácil, sino veamos lo sucedido en las ultimas elecciones del 7 de octubre donde se evidencio un incremento a la opción de derecha por parte de un sector de la población que vive en las zonas más pobres y populosas del país. ¿Que paso allí?, el mensaje de la oposición calo más, el partido revolucionario no trabajo en esas zonas como debía, puede ser, lo cierto es que muchos de esos votos se fueron a la derecha como voto castigo no por la gestión del presidente, sino por la mala gestión de los alcaldes y gobernadores que están con el proceso.
Si bien es cierto que durante 40 años este pueblo estuvo invisibilizado y abandonado por sus dirigentes, no es menos cierto que durante estos 14 años de gobierno donde se le ha dado al pueblo lo que nunca había tenido, a la primera de cambio si no se le da lo que quiere o se le responde de inmediato sacan al adeco-copeyano que llevan por dentro y empiezan actuar como sus verdugos neoliberales y ojo no estoy generalizando y metiendo a todos en el mismo saco pero seriamos demasiados pendejos en pensar que personas así no existen dentro de esta revolución.
Es por eso que ahora más que nunca si queremos ver este proceso elevado a su máxima potencia, debemos dejar a un lado la mentalidad del voto castigo, a estas alturas del partido no podemos darnos el lujo de perder lo que hemos conquistado solo porque unos cuantos pseudo revolucionarios no cumplieron con su deber y responsabilidad. Este 16 de diciembre debemos dar el penúltimo paso necesario para afianzar esta revolución para en marzo dar la estocada final... Nosotros fuimos el pueblo oprimido y masacrado durante esos 40 años, así que, porque seguir pensando y actuando como nuestros verdugos, trabajemos más bien por nuestros bienestar, por nuestras convicciones e ideales para por fin tener la Venezuela que todos queremos y nos merecemos.
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