La derecha venezolana creó a su monstruo perfecto, pues a través del continuo bombardeo de mentiras emitidas a través de sus medios de comunicación, han hecho de los jóvenes que los siguen y militan en su partidos unos fascistas en potencia.
Jóvenes opositores inyectados de odio por parte no solo de su dirigencia sino de sus familiares cercanos adversos al proceso que lidera el Presidente Hugo Chávez, jóvenes que convierten sus palabras y sus acciones en violencia y que se encuentran completamente alienados a lo que dictan los medios de comunicación.
Jóvenes que no saben nada de la historia de su país y que tampoco les interesa saber, que solo celebran el triunfo de un compatriota, si ya están al tanto de su posición política, que critican la inseguridad y la violencia en la nación, pero siempre tienen dentro de su vocabulario la palabra muerte para aquellos que piensan diferente a ellos.
La "progresista y noble" derecha venezolana debería congratularse, puesto que dentro de poco saldrán de sus filas quizás un joven Truman o un joven Reagan, o quizás un joven Mussolini y porque no un joven Hitler, porque déjenme decirles algo la derecha ha hecho muy bien su trabajo, y la mayoría de los jóvenes opositores solo tienen un pensamiento en común: deshacerse de todo aquello que huela a pobre y a Chávez.
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